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¿Se debe acelerar el aprendizaje en la infancia?


¿Deberes o no deberes?, ¿estimulación con actividades, juegos y juguetes o no es necesario?, ¿se hacen más inteligentes con variadas tareas desde muy temprano o por el contrario se bloquean por sobreestimulación?

Son cuestiones que preocupan a las familias, hay personas con agendas apretadas por los trabajos de mamá/papá y también por las variopintas actividades a las que van los peques cada día tras el cole. Llegar a casa no es acabar la jornada, hay que correr a hacer los deberes, también en familia: mientras los grandes explican, los peques ejecutan. ¿Es esto positivo, es saludable? ¿Qué opináis?

Veamos qué dicen l@s expert@s:

Hay teorías psicológicas que explican que el infante merece tener un buen inicio, esto es, con mucho estímulo para que pueda aprovecharse la plasticidad de su cerebro en desarrollo, generar muchas conexiones neuronales.

El aprendizaje de un niñ@ está influenciado por el ambiente y la educación, dependiendo del primero será capaz de aprender unas cosas más rápido que otr@s niñ@s, un ejemplo claro es el de las familias dedicadas a la alfarería en México donde l@s niñ@s adquieren la noción de la conservación de la sustancia antes que otr@s. De modo que si el ambiente es muy rico, ¿podrá aprender muchas cosas antes que l@s demás?

Según estas corrientes l@s niñ@s que aprenden habilidades académicas en Educación Infantil llegan a Primaria respondiendo mejor al ambiente y por ello hay que convertirlo en un instrumento útil que enseñe.

Otras teorías consideran que la aceleración no es eficaz y que puede resultar perjudicial. Much@s psicólog@s sostienen que el desarrollo no debe apresurarse, hay que ser capaz de asegurar el paso por cada etapa evolutiva.

Ocurre que si se enseña algo a un/a niñ@ que no está preparad@ para ello, aprenderá a dar una respuesta correcta pero no sabrá razonarla ni sabrá el porqué.

Presionar a l@s niñ@s puede ser estresante, además los preescolares que reciben enseñanza formal pueden encontrarse con dificultades que no sepan solventar, lo que puede llevarlos a pérdidas de autoestima.

A mi entender, se deben adquirir los nuevos conocimientos en el momento madurativo correspondiente. Oigo muchas veces eso de: "¿y cuándo juegan?". Creo que l@s niñ@s que están sometid@s a estos tipos de aprendizaje forzado apenas tienen tiempo del acompañamiento de otr@s chic@s y de los juegos, omitiendo la socialización con sus iguales, lo que al parecer puede provocar dificultades de relación en un futuro.

Cada ser humano es diferente y por tanto sus capacidades y sus momentos de maduración también son diferentes, hay personas con mejores aptitudes y habilidades en unos campos y personas más dotadas en otros campos, lo cual se va descubriendo poco a poco en las distintas fases del aprendizaje. Así en la infancia podemos utilizar sus curiosidades e intereses como aproximación al conocimiento, a través de actividades atractivas, adaptadas a sus necesidades, siempre lúdicas... Dejémosles jugar... juguemos junt@s


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