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Las aficiones de Ludo

Le encanta la música, siendo muy pequeño en casa vieron su talento tocando un pequeño xilófono de juguete, así que sigue clases de piano desde hace mucho tiempo (es divertido verle en el asiento mantener una especie de danza mientras toca), más adelante quiso aprender a tocar la batería y ya empieza a dominarla. Sus intérpretes de música favoritos son: cuando era pequeño Rosa León y Miliki, más adelante Ludovico Einaudi, Estopa, Michael Jackson, y ahora también Katy B, Echo and the Bunnymen, Karlheinz Sotckhausen, Tomback y Chambao.

A Ludo no le gusta estarse quieto, por eso le gustan los deportes con mucho movimiento, y su curiosidad le lleva a practicar diferentes disciplinas: empezó pequeño a patinar, lo que le condujo más adelante a practicar hockey sobre patines, después se interesó por el tenis y recientemente por el pádel, pues está muy de moda, en la escuela juega a baloncesto, hace poco que practica escalada.

En deportes, lo que no le llama nada la atención a Ludo es lo relacionado con la natación, y es que en una ocasión, cuando era Ludo muy chiquitín, su curiosidad lo llevó al borde de un pequeño salto de agua y cayó a una poza mientras su padre atendía a uno de sus hermanos a quien había picado una abeja... apenas recuerda lo que ocurrió, pero sí que recuerda el sentimiento del miedo que pasó y el fuerte dolor de oído, lo demás está muy confuso y borroso en su mente; le quedó una pérdida de audición permanente en el oído izquierdo; desde entonces procura no acercarse mucho a zonas con agua que le lleguen más arriba de la cintura, no sabe nadar bien.

Lo que más le divierte son los juegos de equipo, y es que a Ludo le gusta mucho estar rodeado de personas a las que da afecto, es de estos chicos que entra en un sitio y lo llena con su simpatía, hablando con muchos gestos que llaman la atención de todo el mundo; tiene muchísimos amigos y amigas tanto por su amabilidad como por su amigabilidad, de este modo a la hora de hacer equipos lo suelen elegir de los primeros, sigue bien las reglas de juego, además ayuda mucho en el equipo, dando seguridad.

Cuando sale de escalada siempre lleva su cámara de fotos, así como su cuaderno de dibujo con varios lápices. A veces hace una pausa en mitad de una roca para captar con el objetivo el detalle de un caracol que también parece escalar, igualmente siempre encuentra una imagen que plasmar en su cuaderno, por supuesto hace muchas fotos con sus amistades que sube inmediatamente a 'Instagram', pero para eso no hace falta irse de escalada.

En la escuela ya está en Secundaria. Cuando el tema que están viendo en clase no es de su interés se distrae, haciendo dibujos en el cuaderno, lo cual no se le da nada mal, o hace rimas con lo que ve a su alrededor, también es buen poeta, o imagina que toca la batería tamborileando con los dedos sobre el pupitre. Por el contrario, cuando le entusiasma el tema, no deja de hacer comentarios y de preguntar... Por lo uno o por lo otro, a veces interfiere en el ritmo de la clase (sin intención), recibiendo alguna reprimenda, que le hace enfadarse y protestar, lo que siempre le trae algún problema. Esto es algo que en Primaria también le ocurría, sin embargo, como era pequeño, no le reñían tanto.

Ludo sabe que su inquietud a veces le impulsa, pero también ha aprendido que muchas veces le juega malas pasadas, y le molesta y avergüenza que a menu-do le digan: "no sabes estarte quieto", "eres un terremoto", "¡culo de mal asiento!", "te estás portando mal", "eres mayor para no saber estar en silencio", sabe cómo debe comportarse, pero a veces le cuesta controlarse, y lo paga en Matemáticas, que se le dan fatal y le han obligado a que su compañera Sofía le ayude.

Su curiosidad e inquietud también provocan que sea un león devora-libros, coge todas las semanas varios libros sobre temas diversos en la biblioteca de la escuela, pero no los lee allí, porque sabe que no sería capaz de estar sentado sin hacer ruido durante todo el tiempo, así que se los lleva a casa y lee dos o tres casi a la vez (tiene su método para no confundir las historias, pero no desvela cuál es). Cuando era pequeño le encantaban los libros sobre animales, pues los adora, pedía que le leyeran El pollo Pepe (Denchfield y Parker, 2002) una y otra vez, con La pequeña oruga glotona (Carle, 2002) se quedaba embobado viendo cómo casi por arte de magia se convertía aquella oruga en una linda mariposa. Cuando empezó a leer solo, Huevos Verdes con Jamón (Dr. Seuss. 1960) y un poco después Dos lobos blancos (Ventura, 2004) le entusiasmaban. Siguiendo con su amor por los animales, Dos lágrimas por máquina (Casalderrey, 2008) es un libro que nunca olvidará. Konrad o el Niño que Salió de una Lata de Conservas (Nöstlinger, 2002 -41ª ed.-) lo recomienda a grandes y pequeños. La Historia Interminable (Ende, 1979) es el último libro que ha añadido a sus favoritos.


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